miércoles, 16 de octubre de 2013

DOCUMENTAL: ROOM 237, RESPLANDOR EN LA NIEBLA.

Un tal Rodney Ascher filmó el año pasado uno de los documentales más descacharrantes y sinvergüenzas que hemos visto en mucho tiempo. Se me ocurren serios motivos para querer indagar en la mente creativa del señor Kubrick, un genio a la altura de Leonardo DaVinci (su coeficiente intelectual así lo atesora) capaz de ver la (i)realidad más allá que nadie, y estoy seguro que con el tiempo surgirá un documentalista que ahonde en el misterio del alquimista director de 2001. Una Odisea del Espacio de modo serio y riguroso. Mientras tanto tendremos que conformarnos con tomaduras de pelo chapuceras como ROOM 237, la clase de cinta que pretende desvelar el significado de las teorías, mensajes ocultos y numerosas tramas conspiratorias supuestamente introducidas por Kubrick en su demoledor film "El Resplandor", sin demostrar nada y liándola todavía más. El resultado es para no salir del asombro. De como unos pirados del carajo son capaces de dar rienda suelta a sus revelaciones laberínticas y quedarse tan panchos. Nosotros aceptamos la broma, dado que de otra manera habría que encerrar a estos tipos. Según estos subjetivos señores el maestro Kubrick dejó pistas en los fotogramas de esta película que sugieren  que somos tontos. A saber: Trucos y engaños de un alunizaje, Fantasmas, cementerios navajos, conspiraciones de la NASA, el holocausto nazi, el mito del Minotauro, falos erectos (sic.)... A cada nuevo detalle, a cada dato indemostrable, la incredulidad se cierne ante nosotros de manera sonrojante. Salvo algún que otro dato o coincidencia de interés (todo el sistema creativo del realizador inglés en "El Resplandor": localizaciones, planificación, curiosidades del guión, mobiliario, rodaje...) el conjunto final de la cinta es un despropósito (¡atención a la 'teoría del rebobinado'!). No sabemos que pretendían ¿demostrar? sus creadores (si Kubrick levantara la cabeza...) pero si querían dar la nota lo han conseguido. A nosotros nos ha gustado la broma, tanto es así que reclamamos un segundo capítulo de idas de olla como esta.

lunes, 7 de octubre de 2013

MICHAEL MONROE: Leyenda viva del Glam-punk-rock

Sobran las palabras. Cuarenta años subiendo y bajando escenarios de Estocolmo, Tokio, Hamburgo, Los Angeles, New York, Londres, Paris o Vigo, tienen la culpa. A base de trabajo y tesón este finlandés de labios pintados se ha labrado un nombre entre lo más engrasado de la especie. Un rockero auténtico de pies a cabeza. Lo he vivido in situ. Una de esas noches en que aceptas la verdad y participas de la leyenda. Michael Monroe fue capaz de reunir al más variopinto, severo y nutrido público de la familia rock en un mismo recinto: Estaban los fanáticos que le seguían desde los tiempos de Hanoi Rocks; los que se sentían atraídos por el ambiente más oscuro de su pasado en solitario, cuando deambulaba en compañía de difuntos diablillos de aguja intravenosa como Thunders, Jay Henings o Stiv Bators; los que acudían recelosos a comprobar por qué el tal Monroe recibía elógios de un gurú como Little Steven; los invitados, que no tenían nada mejor que hacer y querían reirse del tío que colaboró con Axl Rose... Todos ellos curiosos y expectantes de que el circo llegase a la ciudad. Querían comprobar si el tigre era tan fiero como su fama. Alrededor podías imaginarte los gustos musicales de la comulgante turba porque así lo anunciaban orgullosos en sus camisetas: Guns&Roses, Faster Pussycats, Dead Boys, Motorhead, Misfits, Ramones, Bruce Springsteen, Johnny Cash, Chesterfield Kings, Dr Feelgood, Halloween, Hellacopters, Link Wray, Sex Pistols...¿Cuántos músicos conoces que sean capaces de satisfacer las demandas de tanto loco suelto circulando por esta selva que llamamos rock? Por un par de horas el Rock se convirtió en un solo Rock. No había barreras, ni se distinguía clan alguno. Sin disputa, todos comulgábamos con el Diablo: El punky, el rocker, el heavy, el mod, el garagero, el bluesmen... Claro que mañana sería otro día, pero aquella noche nadie se avergonzaría del bueno de Michael. Sus rostros de satisfacción les delataban.
Enfrascados en formol, un clásico tras otro, la banda de mercenarios a sueldo fue desgranando lo más selecto de la discografía monroeniana: Algo de Hanoi, de sus composiciones con Andy McKoy, de los efímeros 'sopranos' Jerusalem Slim.... Lo más aplaudido y festejado (en el plano personal) fue cuando atacaron sin piedad el grueso de canciones incluidas en el majestuoso disco homónimo de DEMOLITION 23 ("Nothin's alright", "Endangered Species" ...) y, como olvidarme, cuando me/nos regaló un regreso a los 80 recuperando joyas ensangrentadas de otra de sus obras referenciales, el criminal NOT FAKIN IT (1989). Un disco repleto de himnos rockeros, mandamientos tumberos nacidos para tocar en vivo ("While you were looking at me"; "Dead, Jail or rock and roll"; "Not fakin' it", que da título al Lp y es una versión de ¡¡¡Nazareh!!!..). Ambos vinilos son piezas de museo. Si faltan en tu discoteca o colección... mejor que regreses al redil del que te has perdido.




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